Metafísica de plurales infinitos
El ser es un totalizador. Reúne en sí mismo
los fragmentos y cualidades de las cosas vistas por separado. De esas cosas
distinguimos las que son animadas o inanimadas. Hay grados de ser en esta
distinción. Los animados son aquellas cosas cuya existencia depende de la
propia voluntad. Los inanimados no tienen voluntad propia y su existencia no
depende de ellos.
Por
tanto la existencia de la cosa dependerá de su ser. Para los grados del ser estos no se miden de forma vertical,
de mayor a menor. Una cosa no tiene mayor ser que otra por tener mayor
capacidad cognitiva, como se solía y se suele decir. Una cosa tendrá más ser en
el grado que su existencia depende de su propia voluntad. Voluntad de
supervivencia. La existencia de la cosa se determina por los actos o actividades
que realiza para su desarrollo. Estas actividades dan existencia a la cosa, no
como un singular sino como algo múltiple.
Pues
a menudo se ve que las cosas que aparentemente se muestran como solitarias y
carentes de añadidos, presentan más “partes” de las que a simple vista se
pueden contemplar. Algo es un uno porque le damos la cualidad de ser uno solo,
pero dentro del uno hay muchos más.
Se dice que las personas nos dividimos en unidades, hay una persona, y dos, y
tres. Pero las unidades se emplean más para agrupar que para dividir. Y por
agrupar se entiende a un conjunto que es plural, más de uno. Somos un uno como formando unos muchos al mismo
tiempo.
El
orden de construcción del uno al dos es enverso
y no inverso. Se concibe primero
el uno y luego se divide en sus partes (enverso). El orden opuesto sería el
inverso. De dos a uno. De las partes al todo-uno. Este procedimiento sigue el
mecanismo de construcción de un puzle.
No
obstante, el uno es sólo una ficción. Un convenio universal para distinguir las
cosas de sus homónimas y antónimas. Para eso, el uno sólo se aplica a lo que
permanece separado por el espacio no-tangible del espacio humano. La unidades son una convención humana no
universal. Para las personas existe el espacio y el no-espacio. Este último es
más difícil de distinguir. El espacio es la porción de tierra que no ocupa un
lugar; mientras que el no-espacio (súper-espacio) es lo que ocupa un lugar.
Las
cosas forman parte del no-lugar formando una sola agrupación. La unidad de
estas cosas es sólo un concepto universal (no real) de unidad. Es virtual
porque no es real. Y no es real porque dentro de la “unidad” hay muchas
unidades. La unidad no existe, es sólo virtualidad conceptual. Sólo existe la
multiplicidad. Pero la multiplicidad es un conjunto de “unos”: Entonces sí
existe la unidad.
Esto
plantea un dilema: si existe la multiplicidad (más de uno), entonces el uno se
inscribe formando muchos, y muchos formando uno solo. La unidad y la pluralidad
son simples convenios humanos para dividir conjuntos. Ambas palabras designan
lo mismo. Estos conceptos dividen y no relacionan. Fuera de convenciones, todo
se relaciona y todo es todo; ni uno ni muchos.